Fe en la protección divina, defensa de la economía o simplemente una postura política: un puñado de estados rurales de Estados Unidos, muchos fervientes partidarios del presidente Donald Trump, se han negado obstinadamente a emitir órdenes de permanencia en casa pese a los estragos del nuevo coronavirus.
Dos de ellos -Dakota del Sur y Iowa- prefirieron llamar oficialmente en Semana Santa a días de oración colectiva contra la enfermedad.
La gobernadora republicana de Dakota del Sur, Kristi Noem, justificó su decisión de resistir la tendencia nacional de ordenar confinamiento general asegurando que "la gente misma es la principal responsable de su seguridad".
Noem, de 48 años y descendiente de una familia de agricultores, considera que este tipo de restricciones son "medidas draconianas similares a las que ha tomado el gobierno chino" y proclamó oficialmente el miércoles como un "día estatal de oración... para el fin de esta pandemia".
En el vecino Iowa se celebraron oraciones colectivas el Jueves Santo encabezadas por el gobernador Kim Reynolds, también republicano.
"A lo largo de nuestra historia, los habitantes de Iowa han encontrado paz, fuerza y unidad a través de la oración a Dios, pidiendo humildemente su fuerza en momentos de dificultad", escribió en su proclamación oficial.
La semana pasada, las autoridades médicas en ese estado pidieron unánimemente órdenes de contención similares a las que están en vigor para el 95% de la población estadounidense.
Pero Reynolds consideró que tales medidas no eran necesarias en áreas donde el coronavirus no ha golpeado tan duro, aunque igual ordenó el cierre de escuelas, algunos negocios no esenciales y lugares públicos, así como prohibió reuniones de más de 10 personas.
Hay personas portadoras del virus que no lo saben porque no presentan síntomas.
- Comercio y fe -
"Esto no se trata tanto de lo que dice el gobierno, sino más bien de lo que hacen los individuos", dijo Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte, otro estado que se resiste a tomar medidas de contención, junto con Nebraska.
Más al sur, en Arkansas, el gobernador Asa Hutchinson ha dicho que factores locales como la baja densidad de población de la zona hacen que no sea necesaria una contención generalizada.
Y ha criticado ordenanzas de autoridades locales como el alcalde de la capital de ese estado, Little Rock, que impuso restricciones de viaje.
La vecina Luisiana implementó medidas de confinamiento, pero algunos se resisten amparándose en las libertades religiosas garantizadas por la Constitución.
Cientos de fieles de la iglesia del Tabernáculo de Vida desafiaron la prohibición en la ciudad de Central y acudieron a misa el domingo pasado fin de semana, muchos de ellos en autobuses abarrotados.
"Prefieren venir a la iglesia y adorar como personas libres que vivir como prisioneros en sus casas durante 22 días", dijo el pastor Tony Spell, detenido por violar el confinamiento. No obstante, ha dicho que no tiene intención de parar su predicación.
"El virus se alimenta del miedo. No tengo miedo, tengo fe", dijo un adorador de la iglesia al Washington Post.
En el noreste de Ohio, los lugares de culto han sido eximidos de la prohibición de reuniones masivas, a pesar de la reticencia del gobernador.
"Estoy cubierta con la sangre de Jesús", dijo una feligresa de la iglesia Solid Rock, en Monroe, cuando se le preguntó por qué no tenía miedo de contraer o propagar la infección mientras asistía a un servicio.